Lo comido por lo servido

Ya lo decía María Dolores de Cospedal “estamos ante el Gobierno de las 110 improvisaciones a la hora”. Y es que nada más cercano a la realidad cuando cada semana nos presentan planes estrella renovados o, en su defecto, rescatados del baúl de los recuerdos.

La semana pasada tocó energía aprovechando que el Pisuerga pasaba por Libia. Y nos presentaron una serie de medidas de discutido y discutible ahorro energético cuya factura asciende a 1.150 millones de euros y el ahorro que nos suponen es de 2.300. Lo comido por lo servido. Sorprendentemente, el ahorro neto permitiría prácticamente evitar la congelación de las pensiones cifrado en 1.500 millones.

Haciendo un repaso a las medidas propuestas uno se da cuenta de la magnitud del sinsentido que el Gobierno aprobó en su último Consejo de Ministros.

Reducir la velocidad en las autovías a 110 Km/hora bajo el pretexto del ahorro energético parece absurdo si nos hacemos eco de las opiniones de los expertos. El ahorro con esta medida es, en el mejor de los casos, irrisorio. Varios medios de comunicación han querido llevar el experimento a la práctica demostrando que el movimiento se demuestra conduciendo. En el caso de querer cruzar Castilla y León nos ahorraríamos algo menos de 1,6 euros; es decir dos cafés de los de Zapatero. De Galicia a Madrid 2 euros menos a cambio de una hora más.

Otra de las medidas es la de subvencionar el cambio de neumáticos a quienes los cambien por los de máxima calificación energética. Una ayuda de apenas 20 euros por unos neumáticos bastante más caros que los ordinarios y, no olvidemos un pequeño detalle, en un país con casi 5 millones de parados. ¿Acaso cree el Gobierno que, con la asfixiante situación económica de las familias españolas, alguna dejará de comer para cambiar sus neumáticos? Ingenuo…

Por otro lado ha tenido que llegar la época de vacas flacas para que el Gobierno, subvencionando los billetes de los cercanías, se haya dado cuenta de que el fomento del transporte público es fundamental para alcanzar la tan deseada sostenibilidad que solo parecía existir en ese cajón de sastre denominado Ley de Economía Sostenible.

Y, para más inri, el vicepresidente Rubalcaba –eterno candidatable- soltó para terminar la semana, cuál mascletá valenciana, aquello de que “los españoles debían pensar que la luz les salía gratis”. Y yo me pregunto ¿no será, más bien, una certeza personal de alguien que, desde el coche oficial, ignora lo que vale un litro de gasolina? Los españoles dice…

Otro ministro, Sebastián, también dijo aquello de que “no hay problemas de suministro”. Entonces… ¿por qué tanta urgencia en aprobar planes que pretenden ahorrar dependencia a toda costa y de forma tan sospechosamente urgente? Una de dos: o, en contra de lo que nos dicen, estamos ante un riesgo elevado de falta de suministro o estamos ante un serio riesgo de impago de nuestra factura energética por falta de recursos en nuestras arcas.

En cualquier caso, que Dios nos coja confesados y, sobre todo, ahorrando.

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